Carnet
Genético
SONDEOS GÉNICOS
EN ÁMBITOS LABORALES Y DE CONTRATACIÓN DE SEGUROS
En muchos trabajos es
habitual, antes de ser contratado, pasar un reconocimiento médico,
y que los trabajadores se sometan a chequeos médicos periódicos.
¿Cómo se insertará en este sistema la información
sobre predisposiciones a enfermedades, aunque éstas no se manifiesten
en el momento de la inspección médica? Porque no es lo mismo
usar esos datos para proteger al trabajador de ciertos entornos potencialmente
peligrosos, (suministrándole atención médica y pasándolo
a otra sección sin que pierda sus derechos y remuneraciones) que
usar esa información para evitar costes sociales a los empresarios
a costa de discriminar al trabajador afectado (véase, p. ej., de
Sola, 1995). Las consecuencias de ello serían:
-
la estigmatización
del trabajador, al que le resultaría difícil encontrar empleo
aun cuando no sufra todavía la enfermedad. Hay que elaborar leyes
que imposibiliten esta situación, protegiendo los derechos laborales
ante la información genética.
-
Que se vaya imponiendo
un modelo de causalidad genética, de modo que se descuide la importancia
de mejorar las condiciones sanitarias de los lugares de trabajo y mantener
la atención a la salud de los trabajadores. Hay que realizar una
crítica de los modelos de causalidad genética, protegiendo
a los individuos de la tendencia a sobrevalorar la cientificidad de los
datos genéticos y su "determinación" de rasgos potenciales
o futuros, cuya expresión en forma de probabilidades introduce otro
elemento de ambigüedad e incertidumbre.
Las compañías
de seguros tenderían a manejar los datos genéticos en su
provecho, negando cobertura a determinados individuos (como ya ha ocurrido
en los EEUU) o imponiendo primas altas. Las aseguradoras (y los empresarios
que pagan buena parte de la atención sanitaria de los empleados)
tienen pocos incentivos para correr el riesgo de aceptar a individuos con
"malos genes" (el mercado es amplio, y "no pasa nada" por perder clientes/potenciales
trabajadores), y tienden a interpretar de una manera desmedida y sesgada
ese riesgo. Se han llegado a dar casos en que se ha denegado seguro por
el simple hecho de ser (o tener un familiar) heterozigoto (portador sano),
y esa información, reproducida en bases de datos, ha servido para
discriminar en la cobertura de seguros y empleo del individuo y su familia.
En EEUU existe una
Ley de 1990 ("Americanos con discapacidades", ADA) que no ha previsto su
aplicación al ámbito de los seguros, dando, de hecho, libertad
a las compañías privadas para discriminar sobre la base de
datos genéticos. Por ejemplo, las compañías de seguros
pueden rehusar la póliza a un portador sano basándose en
el 25% de probabilidad de que tenga un hijo afectado, y tampoco cubren
enfermedades que desarrollan tardíamente (como la corea de Huntington).
Por otro lado, si
una empresa quiere obtener datos genéticos de un individuo que no
quiere acceder a esa información, ¿cómo se garantizaría
el derecho a no conocer su futuro? Este es uno de los ámbitos más
delicados en la actualidad.
Pero se puede dar
la situación de que un individuo, a sabiendas de su predisposición
genética, la oculte al asegurador, beneficiándose de una
prima ventajosa (lo que se llama "selección adversa"). En este caso,
según el sistema de seguros vigente, estaría defraudando
a la empresa e induciendo a imponer primas más elevadas a otros
individuos. ¿Cómo conciliar los intereses de la empresa y
los del cliente?
Diversos países
están imponiendo moratorias al uso de datos genéticos por
parte de las Aseguradoras, pero en otros, los lobbies están
presionando para acceder a las pruebas de ADN de los asegurados potenciales.
Por otro lado no podemos dejar de aludir al muy comentado hecho de que
en la redacción final (1996) del Convenio sobre Derechos Humanos
y Biomedicina del Consejo de Europa se eliminaran las referencias a la
comunicación de datos genéticos fuera del ámbito clínico
(reflejo de que el debate no está cerrado, y de que aún seguirá
la pugna de intereses).
Un
equipo de la Universidad Georgetown realizó un estudio, publicado
en Science (Lapham et al, 1996), a partir de encuestas a más
de 300 individuos con familiares afectados por enfermedades genéticas,
cuyos resultados se pueden resumir así:
-
25% pensaban
que se les estaba negando seguros de vida
-
22% que
se les estaba negando cobertura de seguro de salud
-
13% pensaban
que se les estaba negando tener un trabajo
-
9% rechazaban
someterse a una prueba genética de la enfermedad del pariente afectado
-
18% no
revelan la información genética a la familia
-
17% no
revelan esa información a los empleadores.
Hay muchos autores que
se oponen a un sistema de seguros que use las técnicas de sondeo
genético. Para Javier Gafo (1995), podríamos deslizarnos
hacia una sociedad hipocondríaca en la que una especie de espada
de Damocles se cierne sobre la existencia de muchas personas. La enorme
cantidad de información que saldrá del PGH no tiene por qué
usarse indiscriminadamente. Hay una diferencia cualitativa muy importante
entre los actuales reconocimientos médicos para seguros y trabajo,
y los estudios que aprovecharan los datos genéticos, porque en éstos
se entra en la intimidad biológica del individuo, condicionándole
en aspectos esenciales de su vida y de su familia.
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