Ginandria
Arach mp3 freeEl día en que la mujer reconozca sus cualidades masculinas y el hombre acepte sus cualidades femeninas, significará que reconocemos que somos ginándricos; que tenemos muchas personalidades, muchas facetas por desarrollar.
Introducción
El concepto de sexismo designa prácticas e ideologías discriminatorias respecto a las mujeres, y señala que estas son tan injustas y condenables como las que afectan a los indivíduos por razón de sus etnias, de sus religiones o de sus filiaciones políticas. El sexismo, es decir, las prácticas, los prejuicios y las ideologías que minusvaloran a las mujeres en relación a los hombres, todavía figura entre los males más graves que sufre la humanidad. Por una parte, las mujeres se ven afectadas por esta situación y, por otra, todas las sociedades se ven privadas con ello de un immenso potencial de cualidades intellectuales y humanas que son ignoradas o menospreciadas. Estas diferencias que menosprecian al sexo femenino son el producte de un trato social injusto hacia las mujeres, y que ha de ser sustituido por una consideración equitativa, de igual dignitad a aquella que se concede a los hombres en todos los aspectos de la sociedad: familia, trabajo, vida social, política, artística, acceso a las tecnologías, a la ciencia, al deporte, etc.
MUJERES Y RELIGIÓN
Casi todas las religiones conceden a las mujeres un papel secundario en el rito y en la vida social. No importa que en este planeta haya más mujeres que hombres. O que las declaraciones de los derechos humanos hablen de igualdad. La marginación de la mujer es un hecho. Y las religiones contribuyen. Hay el triple de mujeres religiosas que de hombres. La proporción femenina es todavía mayor entre los fieles. Y a pesar de todo, están fuera de los órganos con poder de decisión respecto al rito. Las mujeres católicas no pueden oficiar las ceremonias, pero sí pueden hacerlo algunos miembros de religiones protestantes. Ello no sucede en la iglesia de Inglaterra, que tampoco acepta el ministerio femenino. En las religiones musulmana e hindú tampoco ofician las mujeres y las judías, solamente lo hacen en casa. En países como Argelia el integrismo islámico ha asesinado más de 400 mujeres los últimos tres años esgrimiendo el nombre de Alá. Su único delito: ser mujer.
ESTEREOTIPOS EN LA FAMILIA
Tanto en los países desarrollados como en los que están en proceso de desarrollo, la familia es el agente más eficaz de transmisión del sexismo. En todos los países, la mujer se ocupa más que el hombre de las tareas domésticas y el hombre trabaja frecuentemente durante un mayor número de horas fuera del entorno familiar a cambio de un salario. El trabajo del hombre se valora porque aporta dinero; el trabajo doméstico se minusvalora porque, aunque su objetivo es el bienestar de los hijos y del marido, no da rentabilidad económica. Ello constituye un motivo potencial de imposición de estereotipos sexistas a las niñas y a los niños. El padre aparece como superior y la madre como inferior, una situación que se ve acentuada por la legislación familiar, que suele concedir al marido el título de cabeza de familia.
DIVISIÓN SEXO-SOCIAL DEL TRABAJO
A pesar de los progresos innegables, las mujeres están todavía en desventaja, ya que tienen acceso en condición de desigualdad a la política y a los medios fundamentales de la actividad empresarial. El número de mujeres entre los funcionarios encargados de tomar decisiones es todavía mínimo si se compara con la proporción de mujeres en el total de trabajadores. El porcentaje mundial de mujeres parlamentarias ha disminuido en los últimos años. Sólo 8 de los 184 estados miembros de las Naciones Unidas tienen mujeres como representantes permanentes. Casi cien países no cuentan con una sola mujer en sus parlamentos. En todas las categorías laborales los hombres copan aproximadamente una tercera parte más que las mujeres que tienen la misma capacidad y experiencia. Se trata de una cuestión de derechos humanos. Las mujeres constituyen más de la mitad de la población mundial y más de un tercio de la fuerza de trabajo. Tienen derecho a la igualdad de oportunidades y de trato en el trabajo.
SEXISMO EN EL ÁMBITO EDUCATIVO
La escuela no es una institución aislada de la sociedad, sino que está inserta en ella y tiende a transferir a niñas y niños los valores y normas sociales de la época y la sociedad que los/las rodean. Es por ello que hasta cuando los gobiernos subscriben los ideales de igualdad entre los sexes, la escuela continúa actuando como vehículo de los estereotipos sexistas y sigue practicando discriminaciones desfavorables para las mujeres. Esta contradicción resulta patente si se analizan los roles femeninos y masculinos que presentan los libros, manuales escolares y las actitudes del profesorado.
EL USO DEL LENGUAJE
La lengua de un pueblo conserva las experiencias de este y, con ellas, las verdades y los errores sobre la realidad que son traspasadas a las generaciones posteriores, configurando así una determinada visión del mundo. La construcción social del género comienza en relación con la adquisición del lenguaje. Desde el nacimiento, las niñas y los niños están expuestos a estímulos verbales que reproducen sus estereotipos de género, y preparan el camino para las funciones que de ellas o de ellos se espera en un futuro.
LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y EL MANTENIMIENTO DE ROLES
Los avances conseguidos por la mujer en la vida social y económica están siendo retardados por la imagen que la publicidad y los medios de comunicación dan de ella. La aparición de mujeres en la prensa y la televisión se limita casi exclusivamente a artistas o amas de casa. Pocas veces aparecen mujeres empresarias, intelectuales, científicas o políticas. De todas formas, su aparición es insignificante al lado de los hombres de su misma profesión. La mirada que el cine y la televisión ofrecen en tanto que construcción y relato sobre el mundo y la imagen de la mujer está totalmente vinculada al pensamiento patriarcal. La mujer, en la publicidad, continua siendo un objeto de decoración; se la sigue utilizando como reclamo visual.
IDENTIDAD SEXUAL
Muchas mujeres se han visto forzadas a ignorar su capacidad de placer sexual. La buena sexualidad de la mujer era la que se adaptaba a lo que se entendía como sexualidad del hombre. Pero no es sólo el derecho masculino a gozar, sino toda una sociedad patriarcal que, mediatizada por instituciones como la iglesia, ha definido, creado, inventado, el mundo sexual femenino, su espacio, mucho más reducido que el del hombre. El rescate del orgasme clitoridiano restituía a la mujer una sexualidad propia que había sido reprimida, silenciada y escondida. La mujer tiene su propia sexualidad, que puede compartir con el hombre, pero no lo necesita para obtener un orgasmo. Las madres solteras, las lesbianas, las prostitutas,